domingo, 24 de enero de 2010

Una verdad.

Me debato entre poemas, me suele suceder. Elijo dos que aparentemente se contradicen y luego decido cuál de los dos define mejor mi sentir, o lo que es peor, cuál de los dos guiará mi actuar. El problema está, ciertamente, en que uno cree que busca respuestas en palabras ajenas. Eso cree, porque después de todo, uno no puede leer toda la poesía que se ha escrito y entonces sólo abre las páginas en aquellos versos que cree que le regalarán una verdad. Una verdad, sólo una.

Tengo tanto sentimiento...

Tengo tanto sentimiento
que es frecuente persuadirme
de que soy sentimental,
mas reconozco, al medirme,
que todo esto es pensamiento
que yo no sentí al final.

Tenemos, quienes vivimos,
una vida que es vivida
y otra vida que es pensada,
y la única en que existimos
es la que está dividida
entre la cierta y la errada.

Mas a cuál de verdadera
o errada el nombre conviene
nadie lo sabrá explicar;
y vivimos de manera
que la vida que uno tiene
es la que él se ha de pensar.

Fernando Pessoa, Versión de Ángel Crespo

Ahora entiendo que el mejor interlocutor es ese extraño, pero honesto momento en el que uno decide entre qué poemas quiere debatirse.