Es oficial: he terminado mi primera novela.
Me siento en el aire –no ajena–, sin algo que en este preciso instante me ate a mí misma. Tengo las manos vacías y el corazón bien lleno. No se trata propiamente de un agujero, a pesar de que así lo describa, sino de la despedida de un fragmento de mi pasado, de un proyecto en el que he puesto un esfuerzo razonable y mucho tiempo. El tiempo cuidadoso y paciente es lo más valioso que se puede depositar en un sueño.
Sé que llegará un futuro y mientras tanto intento –intento– disfrutar del tiempo muerto –presente– que me acompaña con un par de lágrimas en los ojos; las lágrimas de una despedida a la que sin saberlo, me estaba aferrando.
Es extraño cómo pensaba que no tendría la serenidad suficiente para dejar ir la escritura de un año, de una novela, o simplemente, las fuerzas para escribir ahora al respecto. Sin embargo, solamente cuando escribo sobre ello logro revivir y entender el por qué no puedo dejar mi pluma.
Tal vez aún pueda hacerle un par de cambios inmediatos: me sobra energía y no tengo dónde colocarla. Dejaré de aferrarme, ya está terminada.
De cualquier manera, aunque pudiera agregarle párrafos, ya no hay vuelta atrás; porque si la hubiera, no me sentiría con esta necesidad de no terminar nunca esta especie de despedida. Nunca he conseguido entender el fenómeno de las despedidas.
A pesar de que quisiera meterle cambios urgentes, ahora me he servido una copa de vino para ver un poco borroso y convencerme de que merezco festejar, relajarme.
Quiero descansar, pero no soy capaz de instalarme en la nada. El presente avanza a su debido tiempo, a ritmos precisos, a ritmos incomprensibles.
No obstante mi incertidumbre, mi espera, mis lágrimas y mi luto –¿murió o comenzó a existir?–, terminar mi novela se está convirtiendo en uno de los momentos prolongados más maravilloso que he vivido.
Celebro el temor que en este momento se ha apoderado de mí.
¿Cómo es posible sentir tanto? Me repito.
3 comentarios:
"Celebro el temor que en este momento se ha apoderado de mí." Vaya, es una de las frases más hermosas que he leído en mucho tiempo.
Eres una chica que realmente transmite ese optimismo, el mundo te lo agradece.
¡¡UF!!!
¡¡mi niña!!
¡¡felicidades!
Desde acá ¡¡un envidioso abrazo del tamaño del estado de algunos de tus ancestros y un beso mayor aún!!
sentir tanto forma parte de ti y te hace especial, como a todo lo que escribas, que será mucho en ese futuro incierto pero seguro.
Publicar un comentario