sábado, 17 de enero de 2009

Efervescencia por las palabras 1

Está, así se siente, en un estado efervescente; en medio de una búsqueda exagerada de algo que no es otra cosa que palabras. La efervescencia: un estado extraño para la literatura, no el idóneo, diría él, pero el más exquisito. Los dedos de sus manos caen sobre el teclado con fuerza –tal vez no con la precisión suficiente, pero sí de manera firme–; la pluma avanza rápido y deja a su paso una caligrafía, que si bien no es demasiado artística, deja ver rastros de la pasión que impregna la tinta.

La búsqueda: el impulso más básico; el mejor si se sabe aprovechar. ¿Qué palabras? Las que quieren ser transmitidas y aquellas que aún no conoce. Es, así se siente, una mezcla entre citas y libros, e ideas y conceptos, que espera, una vez terminada la agitación, aterrizar y después matizar. A través de la búsqueda surge el reencuentro (encuentro en algunos casos): con los autores de los que aprende, las palabras leídas, los textos que ha escrito; con su propia escritura.

1 comentario:

Luis Alvaz dijo...

las palabras son efervescentes, mientras son concebidas de forma casi arbitraría y aleatoria. A veces uno se despoja de la máscara y desnuda lo que la palabra no calla. Más adelante la racionalidad puede deshacer todo, con esa precisión que la caracteriza.

Saludos